El poder de la lectura por Laura Montero
En lengua tuvimos
la actividad de leer el libro Fahrenheit 451 de Ray Bradbury y este me hizo
reflexionar acerca de la importancia de la lectura.
Hoy en día, la lectura está desvalorizada y
estigmatizada negativamente. Si tuviéramos que enumerar algunos de los
beneficios de la lectura, podríamos decir que mejora y amplia nuestro
vocabulario y ortografía. También ayuda al buen funcionamiento de nuestra
memoria, nos da mayor creatividad e imaginación y nos hace pensar y cuestionar
cosas que quizá no haríamos normalmente.
Por ejemplo, eso fue lo que le sucedió a Guy
Montag, el protagonista de la novela de Bradbury. Un bombero que, en esa
sociedad utópica, tenía la función de quemar los libros porque, supuestamente,
nos hacen infelices. La televisión reemplazó a la lectura como medio de
entretenimiento e información, lo cual podríamos decir que es una predicción de
la época actual. Esta cita lo dice bastante claro: “En realidad es que no anduvimos bien hasta que la fotografía se
implantó. Después las películas, a principios del siglo XX. Radio. Televisión.
Las cosas empezaron a adquirir masa. (…) Filmes y radios, revistas, libros,
fueron adquiriendo un bajo nivel, una especie de vulgar uniformidad.”. (Fahrenheit 451, Primera parte: Era divertido quemar, Ray Bradbury) Montag
se siente vacío y ajeno a su mundo, donde los sentimientos son pasajeros y los
placeres impulsivos. Ahí es cuando reconoce que no es él quien está mal, sino
el mundo superficial en el que estaba viviendo. “¿Cómo se consigue quedar
tan vacio? –se preguntó Montag–. ¿Quién te vacía?” (Fahrenheit 451, Primera
parte: Era divertido quemar, Ray Bradbury)
La lectura en este mundo
futurista está prohibida, como dije anteriormente, y por ello se queman los
libros. Al hacerlo, el gobierno evita que la gente haga preguntas, se
cuestionen su forma de vida o se planteen acerca de la libertad que tienen o no.
Así consigue el control total de
la población mientras la gente ignora lo que sucede a su alrededor. Si bien son
presas de su ignorancia, las personas fueron quienes dejaron que les dieran una
vida rutinaria, una vida en donde todo se les da para que no tengan que pensar.
Es una sociedad donde se tiene miedo a la inteligencia y que su único objetivo
es la felicidad, entonces ¿por qué uno se va a poner a leer sobre todas las
maneras en las que podría no ser feliz? Toda persona que haga eso es el
enemigo. No se quieren a los libros porque dificultan ese camino, ni
escribirlos ni leerlos. Si bien en esta ciudad se piensa que la ignorancia da
la felicidad, la realidad es que la ignorancia no nos deja ver lo infelices que
somos.
Volviendo al personaje de
Montag, en un principio es una persona como cualquier otra, que vive sin
cuestionarse y aceptando lo que el gobierno dicta. Sin embargo, Clarisse
McClellan aparece para dar vuelta por completo el modo de vida de Montag.
Gracias a ella, se pregunta por los libros y reflexiona sobre si verdaderamente
es feliz. Ahí es donde se da cuenta de que no lo es y de que los libros son más
importantes de lo que les quieren hacer creer. “Tiene que haber algo en los
libros, cosas que no podemos imaginar para hacer que una mujer permanezca en
una casa que arde. Ahí tiene que haber algo.
Uno
no se sacrifica por nada.”
(Fahrenheit 451, Primera parte: Era divertido quemar, Ray Bradbury)
Lo que quiero rescatar con todo
esto es lo mucho que cambia un simple libro, que en realidad, de simple no
tiene nada. Un libro tiene poder, tiene la capacidad de cambiar el mundo,
cambiar mentalidades. Puede ayudarte a que no te dejes controlar. El conocimiento,
la reflexión y el mero acto de pensar tienen como consecuencia la independencia
y autonomía de cada uno como persona. “Un libro es un arma cargada en la
casa de al lado” (Fahrenheit 451, Primera parte: Era divertido quemar, Ray
Bradbury)
La tecnología ayuda y muchísimo,
pero no debemos dejarnos esclavizar por ella. Nunca nos van a poder entregar
todo lo que la lectura. El leer te hace viajar a miles de mundos inimaginables
y conocer diferentes culturas, no podemos entregar nuestro libre albedrío a una
pantalla que nos diga qué pensar, qué hacer y qué decir. “Los libros están
para recordarnos lo tontos y estúpidos que somos. (…) La mayoría de nosotros no
podemos andar corriendo por ahí, hablando con todo el mundo, ni conocer todas
las ciudades del mundo, pues carecemos de dinero o de amigos. Lo que usted anda
buscando, Montag, está en el mundo, pero el único medio para que una persona
corriente vea el noventa y nueve por ciento de ello está en un libro. No pida
garantías. Y no espere ser salvado por alguna otra cosa, persona, máquina o
biblioteca. Realice su propia labor salvadora, y si se ahoga, muera, por lo
menos, sabiendo que se dirigía a la playa.” (Fahrenheit 451, Segunda parte:
La criba y la arena, Ray Bradbury)
Cuántos Mildred o Beatty podemos
encontrar hoy en día, con voluntades
anuladas, adictas a la televisión o el celular, que dejan que se manipule su
personalidad y que ni siquiera tienen valores por los cuales luchar más que lo
que es socialmente correcto. En este caso, podemos compararlas con la
existencia inauténtica que propone José Pablo Feinmann: “El existente
inauténtico, al no poder enfrentar su finitud, enfrenta la vida con una
liviandad que es la liviandad de lo inauténtico. De aceptar todo lo que me
digan, todo lo que me cuentan, todo lo que me venden (…) yo no voy detrás de
ningún misterio, no voy detrás de nada nuevo, sino que voy detrás de lo que se
ha dicho, de lo que ya se creó, de lo que ya se estableció. Soy una nada (…)
soy una cosa que se disuelve en el anonimato del Todo que ha sido creado
justamente para que los hombres no tomen conciencia de nada”. (Filosofía
aquí y ahora II, José Pablo Feinmann, Encuentro 2: El Dassein y sus posibles)
O cuántos Faber podemos
identificar, porque si bien están en desacuerdo con el gobierno o saben que lo
que están viviendo no está bien y es incorrecto, se quedan en la observación y
no en la intervención. Por miedo o quizá por comodidad, no intentan hacer algo
diferente que, aunque cueste creerlo, puede ayudar a cambiar el mundo en el que
vivimos.
“La
magia solo está en lo que dicen los libros, en cómo unían los diversos aspectos
del Universo hasta formar un conjunto para nosotros.” (Farenheit 451, Segunda parte: La criba y la
arena, Ray Bradbury) La lectura es una vía para el progreso, tanto nuestro como
de las sociedades en común. Modifica nuestro cerebro y ayuda al desarrollo de
nuestro intelecto. Además, mejora la empatía, la habilidad de poder
identificarnos con el otro y de ponernos en su lugar. ¿Se imaginan viviendo en
un mundo sin todos los beneficios que mencioné anteriormente? ¿Esclavizados y
sin poder tomar sus propias decisiones? O, lo que es peor, ¿Vivir sin saber que
estamos siendo esclavizados? Hay una canción que dice que no hay peor ceguera
que no querer ver y estoy totalmente de acuerdo con eso.
En conclusión, los libros son
importantes. A pesar de que la juventud la deje de lado, somos el futuro y la
debemos tener más que en cuenta porque es nuestro boleto a una sociedad mejor. Los
libros transportan ideas, capaz de transmitir nuestro pensamiento por
generaciones y generaciones. Son el pilar más importante de la cultura humana.
La ignorancia es el peor enemigo de una sociedad, el cual impide el desarrollo
de los países. Es como una enfermedad que se expande y que si no aplicamos el
antibiótico lo más pronto posible, los libros, nunca vamos a mejorar y
progresar. Como decía Manuel Belgrano, un pueblo culto no puede ser
esclavizado.
Hermosas palabras Lau, me conmovió mucho y estoy de acuerdo con la importancia que tienen los libros.Saludos
ResponderEliminarAna Mecchia