"El amor como felicidad e identidad" por Melissa Sanchez

  Cuando se pierde a un ser querido nos planteamos muchas preguntas, entre ellas “¿Por qué?” pero no hay respuesta específica y por más que se intente justificar mediante la ciencia o la religión siempre resonará en nuestras mentes.
  Caminamos por la vida creyendo que la muerte es ajena a nosotros y a nuestros cercanos, que no nos llegará porque le sucede a los otros, como dice Heidegger, definiendo esta negación como “existencia inauténtica”. La impotencia, la incertidumbre y todo lo que conlleva una pérdida de tal grado nos produce angustia ya que no podemos aceptar estar condenados a la finitud, saber que nacemos y morimos como ciclo natural de la vida pero llegado el momento es simplemente un conocimiento que no llena el vacío sentido.
  Como adolescente de diecisiete años me pregunto cada día, ¿Por qué amar tanto a alguien si en algún momento, morirá? Sé que cada uno tiene su propio punto de vista, ya que todos somos diferentes y por lo tanto nuestros sentimientos no son los mismos, por ello, en lo a que mi respecta esta pregunta tiene como respuesta una palabra tan corta como compleja, AMOR.
  El amor no puede ser controlado, lo que sentís por alguien es tan especial que es irremplazable, el amor que le tengo a mi madre no el mismo que le tengo a mi abuela, y no porque uno sea en menor o mayor medida, simplemente no es igual.
  Por ejemplo, si se me presenta una situación en donde mi abuela de 90 años mientras caminaba hacia el baño, cae de espaldas y se quiebra la columna, sé que no volverá a caminar y además con el tiempo ya acostada en su cama para siempre comienza a quedar ciega, no desecho mis sentimientos como si fuese cargador al que se le rompe el cable, sabiendo por razonamiento todo lo que deberá comenzar a hacerse ya sea para acomodar horarios, aprender a cambiarle los pañales e incluso medicarla, no dejo de amarla por dolorosa que sea la situación.
  Llanto, desesperación, impotencia, enojo con muchas personas por estar solo frente a una problemática que debe ser compartida por todos los involucrados en la familia; nada de esto puede modificar tus sentimientos por la persona por la que estás dando todo, es más, lo valioso del momento es la felicidad que puede brindarte aquella persona afectada por las condiciones en las que vive pero aun regalarte unas lindas palabras de aliento y agradecimiento, y es allí cuando sabes que es amar y aunque sea doloroso muchas veces también es bonito y único, y no puede ser evitado.
  Aldous Huxley en su libro “Un mundo feliz” muestra una sociedad creada de forma en que la angustia no existe. Todas las personas son felices y situaciones como la muerte misma no es de gran relevancia.
  El sentir ha sido prohibido, por ende no existe un amor tan puro como el de la familia: “En suma —resumió el director—, los padres eran el padre y la madre. —La obscenidad, que era auténtica ciencia, cayó como una bomba en el silencio de los muchachos, que desviaban las miradas—. Madre —repitió el director en voz alta, para hacerles entrar la ciencia; y, arrellanándose en su asiento, dijo gravemente—. Estos hechos son desagradables, lo sé. Pero la mayoría de los hechos históricos son desagradables”.
  El autor nos lleva a un mundo donde se evita el amor y se ve como algo totalmente horroroso e inmoral, dando a entender que para llegar a la absoluta felicidad no se debe amar ya que conlleva al sufrimiento.
  Esta forma de crear humanos sin sentimientos es como crear humanos sin identidad. Generalizando, dos personas se unen y dan vida a otro ser a través de su amor, allí nace el término familia.
  Uno de los grandes atributos que nos entrega nuestra familia es el sentido de pertenencia a algo. Nos sentimos pertenecientes a algo mayor, lo que nos entrega identidad desde muy temprano. Sin ir más lejos, el apellido que usamos identifica a nuestra familia de origen. Este sentido de pertenencia del que hablamos, juega un papel fundamental a lo largo de nuestra vida constituyéndonos como seres únicos y diferenciados.
  “Porque deben ustedes recordar que en aquellos tiempos de burda reproducción vivípara, los niños eran criados siempre con sus padres y no en los Centros de Condicionamiento del Estado”, cita que demuestra la no importancia de la relación familiar que debe tener el niño con sus padres, situándonos en el comienzo de nuestras vidas, es justamente nuestra familia quien nos enseña (o no) a ponerle nombre a lo que sentimos, a lidiar con la frustración, a desarrollar nuestra autoestima y donde aprendemos cómo reaccionar ante diversas situaciones. Por más típico que esto nos suene al intuir aunque sea mínimamente como puede llegar a ser de apoyo la familia, en este mundo feliz  es una conducta inmoral que se ve mal en la sociedad.
  Otro ejemplo en donde la paternidad no es tomada en cuenta y produce un cierto desagrado social, es cuando John se presente ante su padre y este se pone sumamente nervioso y sus compañeros ríen ante tal espectáculo: “Las carcajadas estallaron, estruendosas, casi histéricas, encadenadas, como si no debieran cesar nunca. ¡Padre! ¡Y era el director! ¡Padre! ¡Oh, Ford! Era algo estupendo. Las risas se sucedían, los rostros parecían a punto de desintegrarse, y hasta los ojos se cubrían de lágrimas.      Otros seis tubos de ensayo llenos de espermatozoos fueron derribados. ¡Padre!”.

  Luego de una larga explicación que demuestra el poder del amor y su importancia, puedo concluir afirmando temporalmente que estamos condenados al amor y la muerte, y de alguna u otra forma, tarde o temprano, nos llega y no vamos a estar preparados.

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