Tiene que haber algo en los libros... por Sol Fuentes
La
novela Fahrenheit 451 de Ray Bradbury, nos muestra un mundo aparentemente “feliz”
donde el pueblo ha puesto en manos de sus dirigentes una de las decisiones
sociales e incluso filosóficas más grandes para el hombre: ¿ha de pensar, ha de
ser feliz?. Paradójicamente, luego de la lectura, me llevó a pensar ( algo que
en la historia está vedado, leer y pensar) en la actualidad ,que no es muy diferente
en algunos tópicos que desarrollare a continuación.
Como señala el autor en la novela “Necesitamos
conocimientos”(cap.2) podemos decir, el conocimiento nos hace libres, y como un
juego de palabras…libres por los libros. Ellos nos llevan a un mundo de
posibilidades a un sinfín de paisajes y culturas… “ Los libros
están para recordarnos lo tontos y estúpidos que somos. -Son la guardia pretoriana
de César, susurrando mientras tiene lugar el desfile por la avenida: `Recuerda,
César, que eres mortal´-. La mayoría de nosotros no podemos salir corriendo por
allí, hablando con todo el mundo, ni conocer todas las ciudades del mundo, pues
carecemos de tiempo, de dinero o de amigos.” (cap.2)
Los libros están para recordarnos que podemos
volar, que hay otros mundos posibles,
que tenemos a nuestro alcance la ciencia, los pensadores, la palabra… Y tenemos
voz ,como bien dice Heidegger:“Porque yo tengo mi propia voz” y puedo elegir
entre tantas opciones…“Tengo mi propia libertad para elegir y en consecuencia
esa libertad me va a dar mi voz auténtica”.
Así como leer nos libera , nos trae luz…
“Quizá los libros nos saquen un poco de esta oscuridad.” (cap. 2), existen
otros comportamientos que nos masifican: seguir los dictámenes de la moda, el
mal uso de la tecnología, vivir pensando en el que dirán, lo que piensan los
otros muchas veces nos importa más de lo que parece, como Heidegger dice: “Un
ser humano no es, siempre está deseando ser otra cosa, está arrojado hacia el
futuro, está proyectándose en una posibilidad , somos posibilidad , eso es lo
que somos.”
Como consecuencia de todo esto, baja nuestra
autoestima, no tenemos todo lo que nos muestra la sociedad consumista, la
publicidad nos seduce con cosas que no necesitamos pero que nos venden como indispensables
para ser felices. Pero esa es una felicidad aparente, es decir que
es aquella que nos hacen creer y en realidad es un engaño… la felicidad no
consiste en algo fuera de nosotros, o algo por conseguir, la felicidad está
dentro de nosotros, en las pequeñas cosas, en los logros cotidianos, en la
lucha diaria con sus alegrías y tristezas.
La felicidad no consiste en tener, sino en
ser. No voy a lograr ser feliz por tener la aceptación del otro o por aparentar
algo que verdaderamente no soy, sino estoy bien conmigo mismo y los demás.
La verdadera felicidad
se conquista día a día, es el recorrido , el camino, los momentos que pasamos
con las personas que queremos, los detalles, todas estas cosas son las que
hacen la diferencia y nos convierten en mejores personas.
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