Carta dirigida a Otelo, de Desdémona. Antonella Prado.
MI DUEÑO:
Me conmocionó escuchar las palabras desconocidas de mi esposo, Otelo, las cuales fueron muy contundentes y en cierto punto inimaginables para mí, esas fueron los primeros indicios de que algo, andaba mal.
Fui acusada de algo injustamente, condenada por supuestos comentarios y habladurías de Casio y Yago que, quiénes fervientemente querían que me alejara de mi marido.
Por ello, fueron sembrando celos, dudas y miedos en su cabeza tan desconfiada.
Fui señalada por el hombre que amé con todo mi alma como infame y mujer deshonrosa, por mi supuesto engaño con Casio, caballero que tenía estrecha relación con él.
A mi consideración nunca había tenido trato especial con él y en el caso contrario, nunca cometería tal hecho injurioso y atroz. “El cielo me maldiga si por el mundo entero cometiera yo tal falta “(Otelo, Acto IV, escena 4).
Fue tan grande tu ceguera, querido esposo, que optaste creerle a los demás, pero lo más cruel fue que mi cobardía y mi miedo a tu represión me impidieron defenderme de tu acusación fatal, palabras que hasta yo creí. “Francamente confianza, pues, tu culpa” (Otelo, Acto V, escena 2)
Mi tiempo a tu lado fue oscuridad absoluta porque no te permitías ver más allá de tu control y celabas hasta del aire que respirada, fue un constante martirio de subordinación y obediencia. “Regalaste a Casio aquel pañuelo predilecto mío que yo te di" (Otelo, Acto V, escena 3).
En mis profundos sueños pensaba y seleccionaba las palabras adecuadas que iba a utilizar para defenderme, pero a la hora de enfrentarte me paralizaba y caía nuevamente en tu juego.
Sin embargo, por más amor que haya sentido, desde acá arriba puedo evitar que dañes a más personas recuperando así mi libertad. “Es muerte atroz que por amor se mata” (Otelo. Acto V, escena 3).
Antonella Prado
Me conmocionó escuchar las palabras desconocidas de mi esposo, Otelo, las cuales fueron muy contundentes y en cierto punto inimaginables para mí, esas fueron los primeros indicios de que algo, andaba mal.
Fui acusada de algo injustamente, condenada por supuestos comentarios y habladurías de Casio y Yago que, quiénes fervientemente querían que me alejara de mi marido.
Por ello, fueron sembrando celos, dudas y miedos en su cabeza tan desconfiada.
Fui señalada por el hombre que amé con todo mi alma como infame y mujer deshonrosa, por mi supuesto engaño con Casio, caballero que tenía estrecha relación con él.
A mi consideración nunca había tenido trato especial con él y en el caso contrario, nunca cometería tal hecho injurioso y atroz. “El cielo me maldiga si por el mundo entero cometiera yo tal falta “(Otelo, Acto IV, escena 4).
Fue tan grande tu ceguera, querido esposo, que optaste creerle a los demás, pero lo más cruel fue que mi cobardía y mi miedo a tu represión me impidieron defenderme de tu acusación fatal, palabras que hasta yo creí. “Francamente confianza, pues, tu culpa” (Otelo, Acto V, escena 2)
Mi tiempo a tu lado fue oscuridad absoluta porque no te permitías ver más allá de tu control y celabas hasta del aire que respirada, fue un constante martirio de subordinación y obediencia. “Regalaste a Casio aquel pañuelo predilecto mío que yo te di" (Otelo, Acto V, escena 3).
En mis profundos sueños pensaba y seleccionaba las palabras adecuadas que iba a utilizar para defenderme, pero a la hora de enfrentarte me paralizaba y caía nuevamente en tu juego.
Sin embargo, por más amor que haya sentido, desde acá arriba puedo evitar que dañes a más personas recuperando así mi libertad. “Es muerte atroz que por amor se mata” (Otelo. Acto V, escena 3).
Antonella Prado
Muy sentida reflexión por parte de Desdémona... Tal vez sea tarde para ella, pero no para otras mujeres, quienes están a tiempo de reconocer que el peor error es el silencio y la sumisión.
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ResponderEliminarAnto , me gustó mucho desde donde abordaste la carta.
ResponderEliminarSe nota como muchas mujeres al igual que Desdémona empiezan a ver señales de que algo anda mal, pero no todas pueden salir de ese ciculo vicioso en el que se convierte. Espero que le sirva a todas las lectoras que se pueden llegar a encontrar en esa situación. Sol Fuentes